Me apetece compartiros un fragmento de mi pasado musical. En 2011 grabé un modesto disco que distribuí entre amigos y conocidos por el puro placer de gestar algo, sin más objetivo que ese, como quien pinta un cuadro o escribe un libro.
En esa época tocaba la batería en un grupo de rock, lo que me daba espacio para dar expresión a mi parte más rítmica e instintiva. Me encontraba en los inicios de una búsqueda personal y sentía un anhelo dentro de mi de expresar algo más emocional e íntimo.
Al principio fui grabando versiones a mi manera de clásicos como Skip James, Joy Division, Leonard Cohen y otros. Pero más adelante me dije que por qué no ofrecía mis propias composiciones, así que, así hice.
Algunas de las canciones, sobre todo las propias, ya anticipaban sonidos e intenciones que ahora están del todo presentes. Aún no conocía ni practicaba el canto armónico, pero sutilmente comenzaba a aparecer una intención que posteriormente fue tomando forma, hasta convertirse en la música que ahora hago.
Me doy cuenta también de lo que me costaba mostrarme, ya que en ningún momento aparecía mi nombre en el nombre del álbum. Tan solo estaban mis iniciales, que servían para esconderme detrás de ellas. En cuanto a lo de “enseñarme” espero haber ido mejorando, y creo que así ha sido.
Hoy día, miro con orgullo y cariño aquella entrañable creación. Incluso tuve la suerte de que me publicaran una maravillosa crítica que podéis leer aquí.
Si os apetece escucharlo, aquí lo tenéis:
https://rpymusic.bandcamp.com/